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PUERTO PRÍNCIPE, Haití.- El principal aeropuerto de Haití permaneció cerrado el martes, un día después de que estallara la violencia, mientras el nuevo primer ministro del país tomaba protesta en una tumultuosa transición política.
La vida se paralizó en gran parte de la capital tras la ola de violencia, que alcanzó su punto álgido cuando pandillas dispararon contra un avión de Spirit Airlines, hiriendo a un asistente de vuelo y obligando a cancelar los vuelos y a cerrar el aeropuerto. Policías fuertemente armados en vehículos blindados afuera del aeropuerto revisaban los camiones utilizados para el transporte público que pasaban por allí.
Las escuelas estaban cerradas, al igual que los bancos y las oficinas gubernamentales. Las calles, donde apenas un día antes pandillas y policías se enfrentaban en un intenso tiroteo, estaban inquietantemente vacías, con pocos vehículos en circulación, aparte de una motocicleta con un hombre herido viajando en la parte trasera.
Los sonidos del intenso tiroteo aún resonaban por las calles, un recordatorio de que, a pesar de las maniobras políticas de las élites de Haití y de una fuerte presión de la comunidad internacional para restaurar la paz, la tóxica amalgama de pandillas del país mantenía su firme control sobre gran parte de la nación caribeña.
Las Naciones Unidas calcula que las pandillas controlan 85% de Puerto Príncipe, la capital. Una misión respaldada por la ONU y encabezada por la policía de Kenia para sofocar la violencia de los grupos criminales enfrenta la falta de financiación y de personal, lo que ha provocado llamados a la intervención de una misión de paz de la ONU.