
Samuel Moreno
[San Luis Hoy]
El presidente de Coparmex en San Luis Potosí, Luis Gerardo Ortuño Díaz Infante, llamó a que la próxima definición del aumento al salario mínimo, prevista para finales de este año y principios de 2026, se realice con prudencia y sentido de gradualidad, ante un panorama económico que calificó como complejo para el sector productivo.
El dirigente empresarial explicó que, si bien los incrementos recientes han representado un avance importante en la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores, mantener esa dinámica requiere de un ritmo responsable y sostenible. Subrayó que la iniciativa privada no se opone a mejorar los ingresos de los colaboradores, pero insistió en que las empresas deben ser capaces de sostener esos ajustes sin comprometer su estabilidad financiera.
Ortuño Díaz Infante señaló que uno de los principales factores que presionan a las compañías es el alto costo de la energía eléctrica, al que calificó como uno de los más elevados en América Latina, además del constante incremento en combustibles, servicios, refacciones y transporte. Todos estos elementos, dijo, limitan el margen operativo de las empresas e impactan directamente en su capacidad para cumplir con las expectativas salariales.
Respecto al proceso para definir el salario mínimo, recordó que no es una decisión unilateral, sino el resultado de un diálogo entre el Gobierno federal, el sector obrero y los representantes empresariales, en el seno de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami). En ese contexto, consideró prematuro hablar de porcentajes específicos, pero reiteró que cualquier determinación debe reflejar las condiciones reales de la economía nacional.
El líder patronal también abordó la posible coincidencia del incremento salarial con la reducción de la jornada laboral, y precisó que los empresarios no rechazan las reformas laborales, siempre que vayan acompañadas de políticas públicas que compensen los costos adicionales y permitan mantener la competitividad de las empresas.