
(EFE)
Chenalhó, Chiapas.- Luego de tres días sitiados por hombres armados y encapuchados, los integrantes de unas 240 familias, casi 700 personas, de los municipios de Pantelhó y Chenalhó huyeron de sus comunidades debido a la violencia y amenazas de muerte por parte de sicarios de la delincuencia organizada, lo que provocó un nuevo desplazamiento forzado de comunidades indígenas tzotziles.

Rosalinda Gómez Santiz, habitante de la comunidad de La Esperanza, en Pantelhó, manifestó a EFE la impotencia y el miedo que sintió al huir de su casa el pasado 18 de abril cuando cesaron los disparos tras tres días de refriega y comenzaron los rumores de un posible ataque directo a la comunidad.
“Me salí solita porque los militares no entraron (a la comunidad), no sé qué horario tienen los militares, porque cuando nos dispararon no había militares”, dijo este jueves la mujer de la etnia tzotzil, habitante de la comunidad de la esperanza, municipio de Pantelhó.
Las más de 700 personas, ahora víctimas de desplazamiento forzado, huyeron de las comunidades de El Carmen y La Esperanza, municipio de Pantelhó, donde permanecieron sitiadas por los grupos armados y ahora se encuentran refugiadas en cuatro localidades del municipio de Chenalhó, quienes les han dado alojamiento.
El defensor de Derechos Humanos, Reynaldo Pérez, comentó a EFE que este desplazamiento es como “una gran familia, la gran mayoría son niños, mujeres y ancianos”.
“Estamos hablando de unas 700 personas, más las que están en Chenalho, y estamos trabajando para que reciban atención humanitaria y médica”, contó.
Los centros educativos de la comunidad Quishnic se han convertido en albergues, donde viven los desplazados, mientras las autoridades se enteran de la situación y los voltean a ver. Los desplazados han acusado que la ayuda del Gobierno de México ha sido nula y son los propios