El pueblo se mantiene en el unísono de paz y justicia
(El Universal)
Uruapan, Mich.- Nadie entra ni sale sin ser vigilado, ya sea por los ojos del crimen organizado o por el personal de inteligencia, militares y de Guardia Nacional, que han sitiado el municipio de Uruapan, tras el asesinato hace una semana del alcalde, Carlos Alberto Manzo Rodríguez.
Mientras que en la plaza donde fue perpetrado el homicidio de quien se decía “El Señor del Sombrero”, siguen intactas las huellas de ese crimen, que mantienen al pueblo de Uruapan, de Michoacán y de México, en el unísono de paz y justicia.
Los habitantes, ahora exigen que sea efectiva la seguridad para la ciudadanía y la de Grecia Quiroz García, viuda de Manzo Rodríguez, y alcaldesa sustituta, porque tienen temor de que el narco atente también en su contra.
Los fusiles de asalto, ametralladoras y otras armas de alto poder, se asoman al frente de la línea de defensa y en su caso, contraataque, que ha establecido personal del Ejército Mexicano y de Guardia Nacional, en todos los puntos de acceso a Uruapan.
Los elementos a cargo señalan enfáticos que la tarea es frenar la violencia y detener, si es posible, (sí, si es posible) a los criminales que tienen con los pies en el cuello a este pueblo michoacano.
Los puestos de control también velan por los automovilistas e incluso por el transporte de madera y de aguacate, para cerciorarse que no sean resultado del robo, de la extorsión o de otras actividades clandestinas.
Ese llamado de auxilio contra la extorsión en este municipio, lo hizo en múltiples ocasiones Carlos Manzo y apenas este viernes, su viuda y presidenta municipal sustituta, Grecia Quiroz.
Entre los recorridos de los habitantes y visitantes en el lugar que todavía guarda ese histórico asesinato que ha dado la vuelta al mundo, también están las brigadas de la Guardia Ciudadana, que coordina Tania Sánchez.
Mientras las brigadas dan mantenimiento a las ofrendas y sostienen limpia la Plaza Morelos, Tania cuenta que a una semana del crimen tiene sentimientos encontrados, al momento de acomodar una cartulina, una ofrenda o hasta una veladora, que la ciudadanía ofrece en ese magno altar a su alcalde.
“Si el gobierno federal hubiera hecho este operativo como Carlos Manzo había pedido, no le estarían trayendo ahorita una veladora”, señaló enfática, Tania.
Así, la vida de los uruapenses, ha vuelto a su ritmo, pero con el dolor que les ha dejado, la violencia, las miles de víctimas del narco, y recientemente el asesinato en público de su presidente municipal, Carlos Manzo, a quien prometen no dejar de rendirle homenajes.
