
(AP)
Ciudad del Vaticano.- Los cardenales católicos rompieron con la tradición el jueves y eligieron al primer papa estadounidense, convirtiendo al misionero nacido en Chicago, Robert Prevost, en el 267mo pontífice para liderar la Iglesia católica en un momento de agitación y conflicto global.

La elección de Prevost llegó después de cuatro votaciones, tres celebradas este jueves en la Capilla Sixtina y la del miércoles al inicio del cónclave, y lo anunciaron al mundo con la tradicional humareda o fumata blanca desde la chimenea, con el humo que salió a las 18.07 hora local.
Prevost, un miembro de 69 años de edad de la orden religiosa agustina que dedicó su carrera a ministrar en Perú, tomó el nombre de León XIV.
En sus primeras palabras como sucesor del papa Francisco, pronunciadas desde la logia de la Basílica de San Pedro, León dijo: “La paz sea con ustedes”, y enfatizó un mensaje de “una paz desarmada y desarmante”, así como de diálogo y evangelización misionera.
Llevaba la tradicional capa roja y adornos del papado —una capa que Francisco había evitado en su elección en 2013— sugiriendo un retorno a cierto grado de tradición después del pontificado poco ortodoxo de Francisco. Pero al nombrarse León, el nuevo papa también podría haber querido señalar una fuerte línea de continuidad: el hermano León fue un fraile del siglo XIII que fue un gran compañero de San Francisco de Asís, el homónimo del difunto papa.
“Juntos, debemos tratar de descubrir cómo ser una iglesia misionera, una iglesia que construye puentes, establece diálogo, que siempre está abierta a recibir —como en esta plaza con los brazos abiertos— para poder recibir a todos los que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, diálogo y amor”, dijo León en un italiano casi perfecto.
Prevost había sido uno de los principales candidatos al papado, pero durante mucho tiempo ha existido un tabú contra un papa estadounidense, dado el poder geopolítico del país que ya ejercía en la esfera secular. Pero Prevost era aparentemente elegible porque también es ciudadano peruano y había vivido durante años en Perú, primero como misionero y luego como obispo, y los cardenales pueden haber pensado que el orden mundial del siglo XXI podría manejar un papa nacido en EU.