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MANILA, Filipinas.- La quinta gran tormenta en tres semanas azotó el jueves el noreste de Filipinas, y provocó más evacuaciones masivas y una solicitud de fondos de emergencia por parte de las Naciones Unidas para ayudar al gobierno a aliviar la difícil situación de los vecinos rurales más afectados.
El tifón Usagi, lamado Ofel en Filipinas, mostraba vientos sostenidos de hasta 175 kilómetros por hora (109 millas por hora) y ráfagas de hasta 240 km/h (149 mph) cuando impactó en el pueblo costero de Baggao en la provincia de Cagayán, en el extremo norte de Luzón, la región agrícola más poblada del país.
El tifón se dirigía hacia el noroeste y se preveía que se alejaría durante la noche hacia el sur de Taiwán.
Otra tormenta se estaba gestando en el Pacífico y podría golpear el norte de Filipinas este fin de semana, según los meteorólogos.
La agencia meteorológica del país advirtió sobre marejadas ciclónicas potencialmente mortales de más de tres metros (casi 10 pies) en áreas costeras de Cagayán y otras siete provincias cercanas y grupos de islas, e instó a todos los barcos a permanecer en puerto o buscar refugio inmediatamente.
El tifón Toraji se alejó del norte de Filipinas hace apenas dos días después de provocar inundaciones, derribar líneas eléctricas y obligar a más de 82.500 personas a evacuar sus hogares.
El gobierno ha tenido dificultades para lidiar con el impacto de las últimas cuatro grandes tormentas, que dejaron al menos 160 muertos, desplazaron a millones y devastaron tierras de cultivo e infraestructura.