[El Universal]
CIUDAD DE MÉXICO.- “No me importó nada: frío, sol, lluvia, hambre, pero aquí estamos. Siento muy bonito al verla, más por el milagro que nos ha hecho; la fe es lo que nos tiene aquí porque ya venimos con ámpulas, los pies engarrotados, pero ya estando aquí pisando la Basílica se pasa todo”, comentó Susaraem Ramírez Aguilera, peregrina que arribó este domingo a la Basílica de Guadalupe a cuatro días de la celebración por la aparición de la Virgen en el Cerro del Tepeyac, en la alcaldía GAM.
La mujer, que cargaba en la espalda su mochila de excursión, comentó que llevaba ocho días caminando desde el pueblo de Potrero Nuevo, en Veracruz.
“Vengo a dar gracias por muchos milagros que me ha hecho la Virgen, y por dejarme vivo a mi hijo, tuvo un accidente fuerte y gracias a ella está aquí”, relató. Ella fue uno de los miles de peregrinos que llegaron este domingo a La Villa a pie, en bicicleta, en motocicleta, en auto o en Metro, no importaba cómo, pero todos movidos por la fe.
Los alrededores, el atrio y el interior de este templo católico, uno de los más importantes del mundo, estaban abarrotados previo al 12 de diciembre.
Se pudo apreciar que ya no hay comerciantes sobre la calzada de Guadalupe, sólo algunos toreros, es decir, personas que van caminando y ofrecen escapularios, imágenes o rosarios por cantidades que van desde los 10 pesos. Algunos vendedores se colocaron afuera del Metro Basílica; ahí ofertan imágenes de La Virgen de Guadalupe o San Judas Tadeo desde 150 pesos.
Lo que hay sobre calzada de Guadalupe son puestos de seguridad y de vacunación, en donde peregrinos aprovechan para protegerse contra la influenza.