La actriz pidió proteger a esa población vulnerable
[EFE]
Ciudad de México.- La actriz estadounidense America Ferrera visitó este jueves un albergue para mujeres y familias migrantes en la Ciudad de México, donde destacó la urgencia de proteger a una población que describió como “increíblemente vulnerable” y “deshumanizada”, en medio de unas políticas migratorias y unos recortes presupuestales que están afectando servicios básicos que “salvan vidas”.
Durante su recorrido por la Casa de Acogida, Formación y Empoderamiento para Mujeres y Familias Migrantes y Refugiadas (CAFEMIN), Ferrera mostró su sorpresa al ver con sus propios ojos el impacto de estas decisiones.
“He estado observando aquí, directamente en el terreno, cómo tantas organizaciones y recursos, como CAFEMIN, están sufriendo por los recortes. Están teniendo que despedir empleados y suspender programas que alimentan a niños, salvan vidas, dan medicina a una madre enferma o brindan habilidades para conseguir empleo a padres que intentan levantarse y construir una nueva vida”, advirtió Ferrera.
La actriz acudió a la casa migrante como Embajadora de Buena Voluntad de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), institución que en agosto donó a CAFEMIN una tortillería (máquinas para hacer tortillas, alimento tradicional mexicano de maíz).
Ferrera insistió en la importancia de garantizar espacios seguros y dignos donde las personas migrantes puedan, por primera vez en meses, dejar de vivir en “un estado constante de trauma”. Además, la actriz, que obtuvo una nominación a los Oscar por Barbie (2023), dijo sentirse “perturbada” sobre cómo “el tipo de conversación global sobre la migración realmente puede apagar la humanidad” en algunas personas que “cierran sus corazones y dejan de escuchar o de ver cuál es la realidad”.
“Y la realidad es que la mayoría de los migrantes que sufren las políticas globales son mujeres, niños, familias y personas que no tienen más opción que abandonar su hogar de origen y buscar una vida mejor, exponiéndose a situaciones increíblemente peligrosas y desagradables”, expuso Ferrera, de 41 años.
Como hija de migrantes hondureños, y nacida en Los Ángeles (EEUU), Ferrera consideró que su propia vida es un testimonio de “hasta dónde puede llegar el esfuerzo de unos padres para sobrevivir y darle oportunidades a sus hijos”.
