Flor Martínez
[San Luis Hoy]
Desde hace más de 24 años, la familia Salazar Rivas celebra con gran fervor a San Judas Tadeo, considerado el Santo Patrono de las causas difíciles. Cada 28 de octubre, el domicilio marcado con el número 1188 de la avenida San Pedro, se llena de alegría, música y fe, al reunir a familiares, amigos y vecinos a esta tradición.
J. Inés Salazar Martínez es el encargado y pionero de esta festividad, cuya devoción ha transmitido a hijos, nietos y bisnietos, quienes siguen con entusiasmo esta festividad religiosa.
Su historia de fe, relata, nació durante su trabajo como transportista. Aunque reconoce que en aquellos años, la inseguridad no era tan grave como hoy, una mala experiencia lo marcó para siempre, pero también lo acercó a la fe en San Judas.
Recuerda haber sido víctima de un asalto: los delincuentes intentaron despojarlo de su unidad, lo golpearon, lo amarraron, lo amenazaron con armas y finalmente, lo abandonaron sin ropa en la comunidad de Loma Bonita, Oaxaca. Desesperado, pidió ayuda a unas mujeres que, al verlo desnudo, pensaron que era un delincuente y estuvo a punto de ser linchado.
A pesar de haber vivido varios episodios similares, asegura que encomendarse cada día a San Judas lo ha salvado de situaciones de peligro, incluso de recibir disparos.
Además de protegerlo en su trabajo, dice que también ha pedido la intercesión del santo por su familia, especialmente en temas de salud. Durante la pandemia, enfermó gravemente y pensó que podría morir, pero asegura que nunca ha temido a la muerte porque confía plenamente en su fe.
Con el paso de los años, afirma, su devoción solo se ha fortalecido, incluso ante la pérdida de su hija hace once años, quien fue atropellada frente a su hogar. “Aunque la tristeza ha sido grande, la fe sigue intacta”, comenta.
La organización de la festividad es un esfuerzo familiar: unos preparan comida y postres, otros colaboran con refrescos o aportaciones económicas. Uno de sus hijos, que radica en Estados Unidos, envía una contribución importante para los festejos. Cada año contrata la decoración floral y desde la madrugada del 28, un mariachi acude a cantar las mañanitas, seguido de grupos de danzantes, grupos norteños y de banda que amenizan durante la noche.
Don Inés señala que toda persona es bienvenida. A quien pasa frente a su casa se le ofrece parte de la reliquia y muchos fieles llevan sus propias imágenes para acompañar a su San Judas, cuya figura principal, está enmarcada en un mural y acompañada por otras imágenes colocadas tanto al interior como exterior del domicilio.
Así, entre música, oración y convivencia, la familia Salazar Rivas mantiene viva una tradición que une a más de 50 integrantes en torno a la fe y gratitud hacia San Judas Tadeo.
