Flor Martínez
[San Luis Hoy]
Entre los pasillos y tumbas de los camposantos se esconde una serie de historias, anécdotas, experiencias paranormales y actos de brujería, de acuerdo a lo relatado por trabajadores de los panteones municipales de Soledad de Graciano Sánchez.
Entre gritos terroríficos y sombras tenebrosas, se han acostumbrado a laborar los empleados del panteón “Nuestra Señora del Refugio”, uno de los cementerios más antiguos de la zona metropolitana.
Raymundo Martínez Tello tiene cerca de cinco años que comenzó a trabajar en el lugar. Dice ser escéptico, pero a pesar de ello tiene respeto por los difuntos que están sepultados en el panteón ya que parte de su trabajo es realizar exhumaciones.
“Cuando entras a trabajar aquí no estás acostumbrado, siempre tienes el temor de que el muerto te sigue, traes ese pánico porque casi siempre la muerte, la asociamos con miedo, pero al final entendí que los muertos están muertos, no pasa nada”.
Contó que en el tiempo que ha realizado esta actividad, en una ocasión sí se sorprendió de encontrar un esqueleto volteado boca abajo. “No me asusté, pero sí me sorprendió que estuviera volteado, normalmente todos están viendo de frente, pero también asociamos que pudo haber estado en esa posición por el movimiento que se hizo cuando lo sepultaron” expresó el empleado.
Otra anécdota que también le causó una impresión fue un día que vieron a una familia, que estaba por irse del panteón, pero a la par a un pequeño que se quedó en una tumba jugando. Al ver a la familia que iban caminando los alcanzaron para comentarles del niño, a lo que ellos respondieron que no había un tercer niño, ya que sólo eran dos, “Nos dijeron que no era de ellos, que sólo eran dos niñas las que traían, cuando regresamos a ver ya no estaba el niño por ningún lado”
Por su parte, Cruz Domingo Bonifacia quien ha trabajado en otros panteones, así como agente en una funeraria, expresó que a pesar de lo que ha visto, el tiempo que cubrió el turno de noche en el cementerio y cuando estuvo de ayudante de un embalsamador, no le generó temor. Sin embargo, muchas veces su familia le decía que dejara este trabajo, pues recibía energías que le estaban afectando a su salud.