
Como si fuera deporte extremo de fin de semana, el Periférico Norte volvió a ser escenario de una carambola donde la imprudencia, la falta de mantenimiento vial y la eterna ausencia de autoridad se dieron cita puntualmente.
Esta vez, el show gratuito lo protagonizó una pipa de doble tanque —sí, de esas que parecen tener permiso para hacer lo que se les antoje— que, según el reporte oficial, simplemente “se descuadró” a la altura del panteón municipal en Milpillas. Irónicamente, más cerca de las tumbas que del sentido común.

El caos se desató en segundos: un KIA azul alcanzó de lleno a una Ford Maverick, que había frenado como quien ve su vida pasar frente a sus ojos, mientras que una Nissan, en un arranque de reflejos o pánico, terminó fuera del camino. El saldo: cuatro heridos, tres muros de contención destrozados, un poste de alumbrado convertido en chatarra y un tráfico que haría llorar a cualquier GPS.¿Y las autoridades? Como siempre, llegando tarde para tomarse la foto, llenar formularios y esperar, cómodamente, que los involucrados “llegaran a un acuerdo”, porque resolver de verdad… bueno, eso sería demasiado pedir.
Mientras tanto, los ciudadanos siguen jugando a la ruleta rusa cada vez que pisan el Periférico, rezando porque la próxima pipa “descadrada” no los convierta en parte de las estadísticas. Y claro, nadie dirá nada del mantenimiento vial, ni del exceso de unidades pesadas circulando sin control, porque aquí todo se resuelve con un “usted disculpe”.