[EL UNVERSAL]
Para la actriz israelí Gal Gadot traer a su cuarto bebé, Ori, al mundo se convirtió en una experiencia aterradora, en los últimos meses de su embarazo.
A punto de cerrar 2024, la protagonista de “Mujer Maravilla” hace un balance de todo lo vivido y, a través de su perfil de Instagram, se abrió para compartir los retos y dificultades que enfrentó en los últimos meses. De todas estas adversidades, la más desafiante fue la inseguridad que experimentó en torno a su hija.
Según relató, fue en su octavo mes de embarazo cuando la diagnosticaron con un “enorme coágulo de sangre en su cerebro”.
“Durante semanas, soporté dolores de cabeza tan intensos que me dejaban en cama, hasta que finalmente me sometí a una resonancia que reveló la aterradora verdad”, recordó.
La situación recordó, tanto a la famosa, como a su familia lo impredecible que es la vida. “Fuimos corriendo al hospital, y en cuestión de horas, me sometieron a una cirugía de emergencia. Mi hija, Ori, nació en medio de ese momento de incertidumbre y miedo”, explicó.
El nombre de Ori, que significa “mi luz”, tiene un profundo significado para Gadot. “Antes de ser llevada a quirófano, le dije a Yaron (su esposo) que cuando naciera, ella sería nuestra luz al final del túnel”, compartió.
Gracias a la atención médica oportuna, la actriz pudo recuperarse por completo, lo cual le inspira una inmensa gratitud hacia la vida.