El conjunto italiano mereció más que un empate ante el campeón inglés
[EFE]
Londres.- Si Darmian, en lugar de creerse Guti en Riazor para firmar una asistencia imposible, hubiera mirado a portería y disparado, quizás el Inter Milán hubiera vengado, en cierto modo, la derrota en la final de la Liga de Campeones del 2023.
En lugar de eso, el lateral se creyó que tenía detrás suyo a Karim Benzema, como ocurrió en aquella inolvidable acción de Guti, y dejó irse vivo al Manchester City, que estuvo superado como pocas veces en los últimos tiempos.
Porque el Inter seguramente mereciera haber ganado en el Etihad, pero estuvo impreciso e inocente de cara a puerta. Marcus Thuram, Nico Barella y Hakan Calhanoglou pudieron dar un gran susto al campeón de hace dos ediciones, pero fueron incapaces de dar un final feliz a la cantidad de ocasiones que generaba el Inter en transición.
El equipo de Simone Inzaghi recordó al que llegó hasta la final en 2023 y desmembró el centro del campo del City, desesperando al propio Rodrigo Hernández, para conseguir salir a la carrera y que la pelota estuviera en disposición de su tridente para marcar.
No hubo manera en la primera parte, con un Barella vestido de mago -y elegido el mejor del partido-, pero en la segunda mitad, Darmian tuvo la más clara para los italianos, al plantarse delante de Ederson y tener la peor idea de todas.