
Altos grado de estrés y peligro durante maniobras de rescate.
Ana Paula Vázquez

[San Luis Hoy]
Cada cuatro de mayo se conmemora el Día Internacional del Combatiente de Incendios Forestales, una fecha que en San Luis Potosí, pone en evidencia las condiciones precarias en las que opera el cuerpo de Bomberos Metropolitanos. Francisco Portillo, presidente de la Mesa Directiva de la corporación, ha dedicado 24 años de su vida a esta labor, acumulando experiencias nostálgicas, riesgosas y esperanzadoras, pero también marcadas por la negligencia institucional que impide condiciones dignas de trabajo y de vida para él y sus compañeros.
Portillo se integró al cuerpo tras un accidente automovilístico que marcó su vida. Desde entonces, ha participado en cientos de servicios, incluidos incendios en empresas como Febiza, la explosión de una pipa de gas en la clínica 45, los recientes siniestros en bodegas del Parque Impulso y emergencias en carreteras.
Uno de los aspectos más dolorosos del oficio, señaló, es el impacto emocional de enfrentar eventos donde hay pérdidas humanas. “Todo nos lo guardamos, y cuando uno se queda sólito, por ahí en algún lado, pues surgen las lágrimas, una impotencia de que hubiera querido llegar antes”, expresó. Portillo relató que, en esos casos, suele rezar por las personas fallecidas como una forma de darles paz y canalizar el momento desde sus creencias.
El bombero criticó la ausencia de un área de atención psicológica para el personal operativo y la falta de voluntad del patronato y las autoridades para establecerla. A pesar de que han hecho sugerencias, la estructura jerárquica y el temor a represalias impiden que los trabajadores exijan mejoras sin ser etiquetados como conflictivos. Incluso tras la muerte de un compañero en servicio, no se promovieron cambios significativos.
Entre las principales demandas del cuerpo de bomberos, Portillo destacó la urgente necesidad de una mejora salarial. “Mientras no exista una buena oferta salarial, no va a haber aspirantes”, advirtió. Explicó que formar a un bombero requiere años de experiencia.
Ya que cada incendio presenta condiciones únicas que demandan preparación constante, habilidades específicas y equipo especializado. “A los bomberos, ya nadie nos va a callar. Nos doy un profundo agradecimiento, y un aplauso muy fuerte, porque solo nosotros que nos enfrentamos al fuego sabemos realmente lo que se siente y el riesgo en el que estamos”, añadió.
También alertó sobre la disminución constante del interés entre las y los jóvenes por integrarse a la corporación, una situación que se ha agravado en los últimos años. Muchas personas han abandonado el servicio en busca de mejores condiciones laborales, sin que se cubran sus vacantes. Esto ha generado una sobrecarga de trabajo para las cuadrillas actuales, que operan con solo cuatro estaciones para cubrir toda la capital potosina. Portillo pidió comprensión a la ciudadanía por los tiempos de respuesta, explicando que además del personal insuficiente, enfrentan largas distancias y un tránsito vehicular cada vez más complicado.
Finalmente, calificó el 2025 como un año catastrófico, debido al elevado número de incendios registrados y la carga de trabajo diaria con recursos limitados. “Eso también limita, se está cargando el trabajo para los compañeros, pues, el estrés psicológico”, concluyó.