
Rolando Morales
[San Luis Hoy]
El alcalde, Enrique Galindo Ceballos, señaló, en el marco de la firma de colaboración con el Instituto Nacional del Suelo Sustentable (Insus), que actualmente el Ayuntamiento ha entregado un total de 300 escrituras en inmuebles sin regularizar, mientras que un total de 150 escrituras se encuentran en trámite.
“A veces muchas familias que han sido víctimas de fraudes y que no hay un dueño cierto y la gente tiene 20, 30 ó 40 años viviendo, entonces hemos realizado un buen equipo con Insus para regularizar estas viviendas”, así lo expresó el edil capitalino.
Explicó que el proceso para regularizar las escrituras de las viviendas no representa un tema oneroso para las familias que lo requieran y puntualizó que el Ayuntamiento capitalino ofrece estímulos fiscales para esta medida, principalmente en descuentos los trámites necesarios.
“Más que recibir recursos, son descuentos previstos en la Ley de Ingresos, en más de 10 trámites que tienen que ver con escritura, en algunos casos son de hasta el 90 por ciento para que la gente pague lo menos posible y pueda acceder a su escritura”.
Sin embargo, de acuerdo con el diagnóstico realizado el año pasado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), a nivel nacional durante el 2022, el 24.3 por ciento de las viviendas del país no contaba con escrituras, mientras que, en 2020, el 46 por ciento de las viviendas rentadas no contaban con un contrato de arrendamiento vigente, lo que vulnera la seguridad jurídica de la tenencia de sus habitantes.
Explicaron que si bien la situación es constante en todo el territorio nacional, es más prevalente en las localidades con población indígena y las localidades con menos de 2 mil 500 habitantes esto debido a un elevado costo de las viviendas, los bajos ingresos y los efectos del desplazamiento de la población provocan que las personas no puedan disponer de una vivienda, ya sea mediante su adquisición o renta, por lo que tienden a vivir con familiares, asentamientos irregulares o bien en áreas de la periferia desde donde invierten más tiempo y recursos para poder trasladarse diariamente a los centros de trabajo, educación o salud.