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Llámelo “artes oscuras”. Llámelo anti-fútbol. Llámelo hacer lo que sea necesario para ganar.
Arsenal lo probó todo ante Manchester City el domingo en el más reciente capítulo de la nueva gran rivalidad en la Liga Premier, y estuvo a segundos de llevarse la victoria.
“Sólo un equipo se presentó a jugar fútbol”, se quejó Bernardo Silva, el centrocampista del City tras el intenso empate 2-2 en el estadio Etihad. “Los otros vinieron a jugar al límite de lo posible y permitido por el árbitro, desafortunadamente”.
El gol de John Stones en el octavo minuto del tiempo añadido rescató el empate del City ante un Arsenal que jugó en inferioridad numérica casi todo el segundo tiempo. Hubiera sido una notable victoria para un Arsenal que está cada vez más a la par del nivel del equipo dirigido por Pep Guardiola y que se ha aburrido de conquistar títulos en años recientes.
Los jugadores del City también lo saben.
Por algo las encendidas declaraciones de Bernardo tras el encuentro. También por la forma en la que Erling Haaland pateó el balón contra la parte de atrás de la cabeza de Gabriel el zaguero de Arsenal.