Martín Rodríguez
[San Luis Hoy]
Mariachis y reuniones privadas fueron parte del último día de operaciones del bar Conde, que duró 80 años reuniendo a sus amigos de manera ininterrumpida, una corona de flores colocada por visitantes frecuentes marcó el epílogo de esos días.
La barbacoa de borrego y el cabrito fueron lo de menos, de pronto aparecieron consumidores de una copa y los de larga carrera, para acompañar a los dueños, quienes no se quedaron quietos y todo parece indicar que volverán con otros planes, a otro lugar y con ideas modernas.
Desde 1944, Club Conde se convirtió en una parte de la construcción de historias, llegaron para quedarse los fanáticos de su botana, de conocer a otros compas que contaron penas y glorias, o hasta de los amantes de los baguettes que sirvieron este sábado por la mañana, último día de servicio al público.
Con canciones como “El Rey” y “Hermoso cariño”, los mariachis dieron variedad al ruido de decenas de parroquianos, que esta vez probaron la barbacoa y el cabrito que los dueños sirvieron a manera de despedida.
Hora tras hora y a puerta cerrada, dejaron a sus clientes más fieles con la historia agridulce del último día.
Respetuosos, dejaron de pie la corona de flores que alguien llevó para pronunciar las exequias de un bar que por ocho décadas hizo llorar, reír o romper la cordura, y provoco miles de gestos de ardor en la garganta de aquellos que se empujaron hasta el fondo los tequilas y mezcales, licores y vinos que abundaron a lo largo de 80 años.
Este lunes, del Club Conde solo quedarán los muebles, botellas semivacías y el fuerte olor a alcohol, aderezos y cigarros.