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GARRAFAL error, cometieron policías asignados a un operativo de reacción, al introducirse a una casa para buscar “un secuestrado” (sic), en el hogar de una familia pacífica y sin líos pendientes…

SE trata de una acción que si bien llevaba dolo por lo aparatoso del ingreso a una vivienda particular, también es señal inequívoca de incompetencia del comandante de la acción, por invadir un espacio privado sin siquiera tener la certeza de lo que encontrarían en el sitio…

RESULTA que en lo que parecía ser un operativo para detener infractores de la ley, en teoría en flagrancia, incluyó una larga cadena de errores, de imprecisiones en la planeación, de jefes operativos incompetentes y policías desinformados, que emprendieron una acción peligrosa en la que en un acto de barbarie hubieran lesionado gente inocente…

POR cierto, los abusos de autoridad en manos de policías forman parte de las cifras de mayor frecuencia en los números radicados en libros de gobierno de las comisiones Estatal y Nacional de Derechos Humanos, que documentan una y otra vez actos de trascendencia por el grado de brutalidad o en su caso imprudencia de los oficiales en activo…

LO lamentable de la normatividad en materia de Derechos Humanos en México desde que fue nombrado en el cargo Jorge Carpizo McGregor en la década de 1990 y en San Luis Potosí apareció el primer organismo público autónomo en la materia, tiene su origen en leyes que no tienen dientes y sólo permiten generar recomendaciones a los actos y excesos policiales…

LA reglamentación se parece en cierta forma, a la operatividad actual de las leyes en materia de combate a la corrupción, ideadas por cierto por servidores públicos integrantes de un cuerpo colegiado llamado Congreso, donde si bien hay ciudadanos honorables, también ese poder del estado de constitución plural, incluye algunos legisladores con antecedentes o en su caso con actos presentes de corrupción..

POR eso las leyes anticorrupción tampoco tienen dientes…

SI la normatividad de Derechos Humanos fue diseñada por legisladores, con toda seguridad algunos de ellos mayoritearon en votos para que no tuviera dientes, no sea que alguno de esos legisladores algún día vaya a desempeñar un cargo policial y le salpique algún caso de demanda de reparación de daños o una responsabilidad penal compartida…

ES 2020, y aún nadie halla la fórmula para obligar a los gobiernos a destinar los recursos suficientes en la depuración de los cuerpos policiales, y retirar del sistema a aquellos que creen que son soldados en guerra declarada y sin normas ni convenciones de intervención, es decir, creyéndose con permiso para suspender garantías individuales e invadir viviendas impunemente…

DE las noticias de abusos policiales abundan historias que cuentan tanto testigos como organismos investigadores…

ALGUNOS documentan casos de tortura, extorsión, tareas encargadas por terceros para hacer daño, ineficiencia operativa, parque vehicular obsoleto, supuestas balas perdidas, actos de sometimiento de personas aseguradas con uso excesivo de la fuerza o hasta protección de delincuentes que asaltan cotidianamente en las colonias…

NADA es más efectivo que una normatividad con más dientes y el liderazgo realmente empoderado para poner en orden a los cuerpos policiales.

PD. Antes de defenderse en forma vulgar azuzando a otros, el grupo que anda haciendo maldades tiene mucho que explicar de su encarnizada guerra con la alcaldía capitalina en turno y sus consecuencias que al final pagan los ciudadanos. Sabotajes al alumbrado público, deterioro de infraestructura en reparación o reposición, forman parte de unas prácticas nada deseables en una sociedad que se supone está civilizada, y demanda servidores públicos o aspirantes a cargos públicos mucho más profesionales y de preferencia que no estén metidos en líos, porque sólo así se gana la confianza de la gente.

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