Bitácora

SI Usted, estimada ama de casa, ya se dio cuenta que lo que llevan los empleados que viven en el hogar ya no me ajusta para comprar el kilo completo de huevo, que debe escoger las hojas de tamales más baratas para el Día de la Candelaria, que a lo mejor ya no pudo comprar el chocolate y la leche para la Rosca de Reyes o que incluso ya no le ajusta para pagar el consumo de combustible, la luz y el agua…

PERO si también ahora, de pronto se queda sin saldo para su smartphone, le cuesta trabajo creer que ya no podrá comprar determinados productos en la tienda porque subieron tanto el precio como el impuesto, o tomó la determinación de usar con menos frecuencia el autobús de transporte urbano porque no solo ya la justa para la tarifa del año pasado, sino tampoco para la que viene…

ENTONCES, señora ama de casa, ya se percató por qué no hay suficiente dinero circulando, con el que puede pagar bienes o servicios, y de paso, cubrir algunos costos adicionales como el Impuesto al Valor Agregado, el famoso IVA, ese mismo que se va a las arcas públicas, para que a su vez, el Presi, sus funcionarios y los diputados federales y senadores decidan a dónde van a mandar lo que recogen, y que pagamos casi sin darnos cuenta…

DE la repartidera saben los más de 2 mil 400 alcaldes del país, y es la rezadera y la sufridera de los tesoreros, y principalmente de los que trabajan para los ayuntamientos de las principales ciudades; si no, pregunten por qué andan con el Jesús en la boca los tesoreros de los municipios de Matehuala, Rioverde, Ciudad Valles, Tamazunchale, Salinas de Hidalgo, Soledad de Graciano Sánchez y San Luis Potosí…

HACE dos años y medio, el gobierno de nuestro buen López Obrador nos doró la píldora, nos choreó, nos cuenteó o nos pintó un mundo fantástico en el que casi creíamos que con él sólo combate a la corrupción, “México ya ve la luz al final del túnel” (perdón por el plagio de una frase muy socorrida por funcionarios federales de los gobiernos priistas de López Portillo y Miguel de la Madrid)…

PERO los alcaldes saben que si en territorio y retórica de “morenials” (políticos de la transición del milenio) “México ya ve la luz al final del túnel”, esa advertencia es algo así como “¡Córranle!… es un tren que viene en sentido contrario!”…

CONOCEN las reglas de la jugada, y aunque se trate del “juego del calentamiento”, para algunos será una señal de advertencia para tomar previsiones financieras en las que algunos no gastarán y otros no robarán (bueno, si para la lógica de algunos ayuntamientos de segundo nivel, el gerente de la cantina es un alcohólico, esto último es como pedirle peras al manzano)…

Y para otros, el escenario político más o menos se acercará a las condiciones del “juego del sobrecalentamiento político”, por lo menos decir del escenario preelectoral y electoral que ya está en camino…

LA falta de dinero para cumplir compromisos no está haciendo mucha gracia, que digamos, a ninguno de los 58 presidentes municipales en San Luis Potosí; muchos ya habían calculado lo que se gastarían en 2021 en diferentes acciones o sencillamente, en el trabajo operativo de las alcaldías…

LA falta de dinero exigirá a los ayuntamientos un estricto orden financiero; es decir, que el dinero de las nueces no se vaya a la compra de mazapanes, que no cambien la leche por un tarro de cerveza, que no compren servicios innecesarios, o no paguen sueldos a recomendados o compadres de los políticos…

TAMPOCO, que se den el lujo de firmar contratos leoninos, sobresueldos, laudos inventados, pago de gelatinas con un presupuesto mayor al necesario para financiar a niños con cáncer, demolición de obras para volver a construirlas, o gasto indiscriminado en combustibles…

SI un alcalde o alcaldesa cree que no puede poner orden en sus finanzas, lo más saludable para San Luis Potosí es que pida licencia y se da la oportunidad aún mejor administrador de los recursos públicos, o se ajuste a los recortes de dinero que vienen.

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