Bitácora

EL año de 1988, en plena campaña presidencial, el entonces candidato Carlos Salinas de Gortari, recibió una queja de la etnia wixárika, peregrina de Nayarit, porque agentes de la entonces Policía Judicial Federal los molestaban frecuentemente, por el uso y consumo del peyote, durante los rituales de cada 2 de octubre en la cima del Cerro del Quemado, en Real de Catorce,

“LOS dioses serán buenos contigo”, le dijeron al alcanzar el acuerdo de que nadie los moleste, con la contraprestación de que no podrían sacar especies en peligro de extinción, de la zona de Wirikuta…

A fin de cuentas, el uso del peyote es una parte importante de las ceremonias conmemorativas de esa etnia que cruza desde el sur-poniente del país, hasta el Trópico de Cáncer, para el desarrollo de una ceremonia que involucra, desde el punto de origen de la peregrinación, una larga travesía por comunidades…

SIN embargo, todo parece indicar que en parte, la tradición ancestral se va deformando de generación en generación, los grupos indígenas ya no caben en su propio pueblo, y se van distribuyendo por diversas partes del país, y modifican sus actividades y sus costumbres…

SE les ve como habitantes de diversas metrópolis, que ejercen el comercio para sobrevivir, pero en esencia conservan su historia y su cultura…

SIN embargo, de la misma forma en que algunos respetan las normas de convivencia y el medio ambiente, otros hallan la forma de llevarse las especies naturales, sin rendir cuentas, y sin siquiera conocer los planes para remediar, o en su caso para conservar la vegetación que no les pertenece…

NO se sabe con precisión cuánto tiempo ha transcurrido desde que se masificó el saqueo del peyote, puesto que cuenta la leyenda urbana que incluso aquí en San Luis Potosí capital, hay personas que no nacieron en el grupo indígena, pero se drogan con el peyote, que quién sabe cómo hicieron llegar hasta la ciudad…

EL hallazgo de un grupo de 5 personas con 110 kilogramos (más de mil piezas) del alucinógeno, da cuenta de una práctica que probablemente ya era costumbre, y ninguna autoridad perseguía con eficiencia, al grado que es probable que la leyenda urbana que corre como rumor por el viento por la ciudad de San Luis Potosí, sea verdad, si fuera posible que algunos consumen el peyote como cualquier otro elemento de adicción y vicio…

POR lo pronto un grupo de personas tendrán que participar de una muy larga investigación, para determinar hasta qué punto llegó la depredación del peyote, y cuántas veces se han adentrado en el desierto potosino para llevarse la vegetación nativa…

SI Usted, amable lector, se encuentra con una persona que se dice adoptivo de los wixárikas, y le empieza a contar una historia de que había una pelea de gallos, y uno de ellos será colorado y el otro salió corriendo, entonces probablemente, alguien le llevó un peyote. Denúncielo.

PD. Poco a poco se desgrana el elote del presupuesto legislativo. Habrá fotocopiadoras nuevas, sanitarios remodelados (hasta ahora no se ha aclarado si también los que son públicos, es decir los más maltratados y de peor mantenimiento), y hasta chamarras para los empleados, dizque de más de 600 pesos de costo. Ojalá no salgan con chamarras de 200 pesos, rotuladas con los restantes 400. Cuando mucho, un letrero bordado puede costar 25 pesos o cuando mucho 50 por pieza. Abusados con la lana.

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