SE supone que los niveles de delincuencia bajarían con las nuevas estrategias de seguridad en la zona urbana de la Capital y Soledad de Graciano Sánchez, pero hay indicios de que no está ocurriendo así…
PARA muestra, delitos que van afectando progresivamente más y más colonias de la ciudad, cada vez con mayor descaro y menor intervención policial, cada vez con montos mayores de robo y cada vez con más temor, ya no solo a los delincuentes, sino a la indolencia de las corporaciones policiales…
TAN solo en dos semanas, las redes de delincuencia empiezan a mostrar el músculo, como ha sucedido con la intervención de taxistas empleados de diversas bases, en el robo a negocios, algunos moviendo a los asaltantes, con la ayuda de otros que los “rescatan” si se les complica la cosa, y con la participación de policías…
HAN bastado solo unas cuantas horas para ver cómo en menos de un minuto alguien puede perder para siempre su vehículo…
DE esto último, también abundan los ejemplos, como las referencias de vecinos de colonias del norte de la ciudad, tales como Los Reyes, la Aeropuerto y la Industrial Aviación, en las que asaltar a alguien para robarle su vehículo, ha sido cosa de segundos…
LOS delitos a ese nivel hacen temer que se repita a nivel local, la disparidad de la incidencia delictiva con las estrategias para combatirla, como ocurre en el país con esa rara fusión de policía civil con la milicia para crear la Guardia Nacional, y la falta de efectividad operativa para frenar a los delincuentes, justo cuando existe un número histórico de cuarteles de ese nuevo cuerpo de seguridad interior…
POR lo menos a nivel del discurso oficial, los tuits presidenciales o del gobierno federal, dan cuenta de una estrategia delictiva que más bien parece ser imaginaria, basada en sueños o quimeras, y en “otros datos” que cuentan una historia distinta, con ambigüedades y aportes imprecisos…
A nivel local, alguien tendrá que fletarse la responsabilidad de rediseñar planes y cambios constantes de métodos de combate al delito, no solo en las actividades de prevención sino también en un estado de fuerza preparado para la reacción, y para la restauración del orden, en caso donde hasta hoy, lo que hay solo son proyectos e intenciones, y unos “matalotes” blindados que ya deberían patrullar las calles, para acelerar la restitución de las condiciones generales de seguridad…
PASAN los años y si bien el estrés que causa la pandemia, se condimenta por la pérdida de empleos y la afectación al tejido social, los niveles de delincuencia van subiendo, y obligan a procurar el nombramiento de estrategias de seguridad progresivamente más expertos, porque la industria del delito, parece llevar la delantera aún.
PD. El tiempo de las personas también cuesta dinero, y si así sucede, no es comprensible por qué no hay personal suficiente para atender a los potosinos que acuden al trámite de sus placas de circulación gratuitas. Como ha sucedido con las vacunas, hay poco personal y equipo, para resolver los trámites de autenticación de los peticionarios de placas gratis. A veces pueden perder un tiempo en filas, que se convierte en horas productivas perdidas. Es hora de sopesar si la estrategia es la correcta, o debe cambiar, si no se quiere que la gratuidad de las placas, traiga como consecuencia el sacrificio de centenares de horas hombre, en una fila que no avanza con prontitud.