1-05-21

AYER exactamente se cumplió el primero de cuatro años de la rectoría del doctor Alejandro Javier Zermeño Guerra al frente de Nuestra Máxima Casa de Estudios, la UASLP, un cuarto de su gestión que pasó de noche, cierto es que fue un año asolado por la pandemia de Covid-19, que pudiera ser un pretexto perfecto para un gris desempeño, pero la realidad es que las expectativas y resultados con las que llegó Zermeño a la rectoría no han sido las esperadas, más bien ha quedado a deber. Después de largos ocho años de una pésima gestión en la rectoría de Manuel Fermín Villar Rubio y después de que, inesperadamente y contra todo pronóstico, Alejandro Zermeño ganó la rectoría, se pensó que aires nuevos correrían por la UASLP, Zermeño es el primer rector de la historia universitaria que no fue impuesto por su antecesor; aparentemente llegó sin compromisos, lo que le favorecía para realizar cambios estructurales de fondo, modernizar, transparentar y darle ese impulso perdido por años de ineptitud de Villar Rubio, que convirtió a Nuestra Máxima Casa de Estudios en su feudo personal, repartiendo el recurso público de forma discrecional, contratos opacos, bonos a su camarilla de aplauso fácil y un nepotismo cínico y descarado…

PERO por desgracia, los vientos de cambio no han llegado a la UASLP. A más de un año de que las clases en la universidad se toman virtualmente, obligadas por la pandemia, y a un año del primer año de haber asumido el cargo, el rector Zermeño no ha podido contar, hasta el día de hoy, con una plataforma digital propia, eficiente y eficaz, para que los alumnos puedan tomar sus asignaturas, más de un año dando y recibiendo cátedra en una plataforma pública, a pesar de que la UASLP cuenta con un enorme y nada despreciable presupuesto, casi 3 mil 200 millones de pesos el año pasado y de tener, en teoría, al personal profesional y técnico para desarrollar esta tecnología, mejor universidades privadas de medio pelo cuentan con plataformas propias…

A pesar de que en campaña y en su toma de protesta el actual rector prometió “una gran reforma” al vetusto Estatuto Orgánico de la Universidad, que tiene más de 60 años, conformando un equipo de académicos y directivos con el objetivo de democratizar la UASLP, comenzando por la erradicación del acoso a las universitarias, sólo le alcanzó para incluir un artículo sobre la equidad y perspectiva de género, tan mal hecha de que a casi seis meses de haberse aprobado estos cambios en el Consejo Directivo, no han sido publicadas en el Periódico Oficial del Estado, por lo que estas reformas aún no están en vigor, por cierto, el frecuente acoso a alumnas por parte de catedráticos o compañeros es un grave problema de la institución, hay innumerables denuncias, pero a la fecha, solo tres maestros han sido separados del cargo, pero ningún agresor sancionado, castigado o separado de su cargo, impunidad total, lo único que le alcanzó al rector es colocar una placa de bronce en el Edificio Central, con la leyenda “En memoria y reconocimiento de la deuda histórica de la UASLP con las mujeres universitarias”…

OTRO de sus compromisos al asumir el cargo Alejandro Zermeño, fue el buen gobierno y la rendición de cuentas de todas las autoridades obligadas y no obligadas de la UASLP, cosa que no se ha visto, y ya ni hablar de la investigación de los contratos leoninos que, como rector, Manuel Villar Rubio otorgó a sus yernos para varias obras o las plazas otorgadas con altos sueldos a las hijas del ex rector. Y si pensábamos que Villar Rubio era mezquino, el actual rector resultó peor, pues al ex director de la Facultad de Derecho, Abraham Oliva, contagiado de Covid-19, según denuncias de sus familiares la universidad les negó el respaldo, señalan cercanos a Oliva que el seguro médico de la UASLP no le fue respetado por lo cual se tuvo que atender en el ISSSTE, fueron los alumnos del ex director los que organizaron una colecta para ayudarlo, pues al rector lo único que le alcanzó fue organizar una rifa, por Dios…

Y por último, la deslealtad: hace unos meses, el ex rector Jaime Valle, al concluir su periodo establecido, abandonó la Junta de Gobierno Universitaria, máximo órgano de la institución, esta Junta, hasta mediados de los años 90, estaba integrada por los ex rectores vivos, después del conflicto de 1995 Alfonso Lastras reformó el estatuto para una nueva conformación, pero siempre había un integrante ex rector, Zermeño es el primer rector que tiene una Junta de Gobierno sin ex rectores, pues a Valle Méndez lo suplió con Arnoldo González. Pero no todo está perdido, Alejandro Zermeño tiene todavía tres años para enderezar el rumbo, cumplirle a los universitarios y darle una sacudida a su equipo que resultó bastante inepto, no se diga la vocera Aurelia de la O Flores, que no rebuzna por que no se sabe la tonada, pero en fin…Armando Acosta

 

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