Romario Eliud Ventura Ruiz
[San Luis Hoy]
A sus 16 años, el nombre de Sebastián Cervantes Banda ya suena con fuerza en el karate nacional. Su historia es la de un joven que encontró en la disciplina y la constancia el camino para transformar una pasión en un proyecto de vida.
Desde sus primeros pasos en los tatamis, Sebastián mostró un talento natural para el combate. Fue campeón estatal, y a los 12 años alcanzó su primer título nacional, manteniéndose desde entonces dentro del grupo selecto de los mejores karatecas del país. Su trayectoria lo ha llevado a representar a México en torneos centroamericanos, panamericanos y ligas mundiales, consolidándose como una de las promesas más firmes de esta disciplina.
“Cuando te apasiona algo, es fácil motivarte. Me apasiona el karate. Pienso: ‘Hasta dónde he llegado, soy el número uno de México, y lo voy a demostrar en esta competencia’. Yo quisiera ser campeón del mundo”, expresa con determinación.
Para Sebastián, el éxito no depende de la suerte, sino del trabajo diario. Su rutina incluye entrenamientos de tres horas cada día, incluso antes de asistir a la escuela, sin descanso los fines de semana. “La constancia pesa más que la motivación”, afirma. Su enfoque es claro: cada práctica es una oportunidad para mejorar y acercarse a su objetivo.
El karate no solo le ha dado triunfos, sino también madurez emocional. “El día empieza con la lucha conmigo mismo”, reflexiona. Aprendió a canalizar emociones y controlar impulsos, encontrando en el tatami un espacio para fortalecer su mente tanto como su cuerpo. “Cuando me enojo, entrenar me ayuda a controlarme. También me ha hecho más responsable”, comenta.
Entre todas sus experiencias competitivas, recuerda con especial orgullo una competencia en Colombia, donde, pese a no sentirse en su mejor momento, logró sobreponerse mentalmente para obtener el segundo lugar. Ese resultado le reafirmó que la fortaleza interior puede marcar la diferencia.
