Las Vías, como si no hubiera pandemia

Martín Rodríguez

[San Luis Hoy]

Se acabó el semáforo epidemiológico en color rojo y con él las restricciones en el tianguis dominical de la avenida Hernán Cortés. Volvieron los ruidos cotidianos y el montón de clientes, automovilistas que abarrotan las calles de las colonias cercanas, franeleros que se adueñan de las calles y los vendedores de todo.

Nuevamente se convirtió en un tianguis donde no hay distanciamiento de ningún tipo.

A medio día apareció hasta un vendedor de productos milagro, que en voz muy alta ofrecía productos hasta para el coronavirus.

En los puestos de alimentos preparados, los clientes se sientan amontonados para ingerirlos. Son pocos los que adoptan medidas de seguridad sanitaria, por ejemplo, en el distanciamiento y en las medidas para no intercambiar recipientes de salsas o cucharas.

En los pasillos se alcanzan a colar familias completas, repletas de niños y en algunos casos adultos mayores.

Por los pasillos rondan trabajadores municipales que reparten información para prevenir contagios de coronavirus.

Sin embargo, la acción parece ser insuficiente, ante la negligencia de la clientela para adoptar las medidas sanitarias.

A lo largo del tianguis se escuchaba el fuerte ruido de los negocios de venta de fonogramas, el ruido que producen los comales al freír alimentos, los ruidos de las bocinas de los automóviles y el sonido a veces estruendoso de los motores.

De quietud en pleno semáforo naranja, el tianguis dominical no tuvo nada. Es cierto que gran parte de los comerciantes desarrolla su trabajo sin meterse en líos, utilizando cubrebocas y procurando medidas de distanciamiento.

De ahí en fuera, nada ha sido igual. Los únicos que no cambian, son los que gustan del amontonadero.

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